| ID | #1602605380 |
| Añadido | Mar, 13/10/2020 |
| Autor | July N. |
| Fuentes | Bill Chalker (1996)
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| Fenómenos | |
| Estado | Estudio
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Datos iniciales
En febrero de 1976, en Kettering, Tasmania, un hombre de 39 años se despertó del llanto de su pequeño bebé. Luego notó algo parecido a un avión que descendía del cielo del este en la costa de Little Oyster Cove. Un fuerte resplandor provenía del terreno.
Pensando que podría haber sido un accidente aéreo, el hombre se apresuró a la luz, todavía con una bata. Desde una pequeña elevación, se le abrió una vista sin obstáculos, a unos 25 metros cuesta abajo, sobre un objeto abovedado inusual.
Alrededor del objeto brillaba una luz brillante. El exterior parecía aluminio, con costillas o protuberancias en la parte superior. Debajo de las ventanas, un pequeño estante con un lado vertical corto conducía a la base. A través de tres o cuatro ventanas, el testigo vio un objeto cilíndrico alto (que comparó con la brújula del barco) y "formas grises inmóviles" (como asientos de automóvil con reposacabezas cuando se ve desde atrás), tal vez entidades.
Cuando se acercó, se podía escuchar un zumbido como un motor eléctrico giratorio. Luego, el objeto se elevó sobre el Suelo y el ruido se acumuló a medida que se movía. Lentamente ganó altura, luego aumentó la velocidad. El objeto se convirtió en un punto en el cielo y desapareció. Todo el incidente duró unos siete minutos.
El testigo regresó a ese lugar por la mañana y descubrió que la hierba gruesa parecía quemada en un círculo donde estaba el objeto. Esta hierba murió más tarde y fue reemplazada por una hierba más dura.
Cuando el centro de investigación de Ovnis de Tasmania visitó el lugar, el área afectada se destacó mucho más verde que su vecindario. Los estudios no encontraron diferencias significativas en el contenido termoluminiscente del Suelo y las partículas minerales tomadas de la zona afectada y del exterior.
Los resultados mostraron la ausencia de grandes dosis de radiación ionizante.
La técnica de termoluminiscencia permitió que el analista Dr. J. J. ST. Stevens concluye:
- La muerte de los pastos no se debió a un calentamiento significativo del Suelo. El Suelo en la superficie no se calentó por encima de aproximadamente 170 ° C, y el Suelo a una profundidad de aproximadamente 5 cm no se calentó por encima de aproximadamente 155 ° C.
- La muerte de la hierba y el posterior crecimiento repetido estimulado no se debieron a grandes dosis de radiación ionizante.
Noticias originales
In February 1976 in Kettering, Tasmania, a 39 year-old man was woken up by his young child crying. He then noticed what appeared to be a plane coming down from the eastern sky on the shore of Little Oyster Cove. A widespread glow emanated from the area. Thinking it could have been a plane accident, the man hurried towards the light, still in a dressing gown. From a small rise he had an unobstructed view, some 25 metres down the slope, of an extraordinary dome-shaped object. Windows around the object gave off a bright light The exterior looked like aluminium, with ribbing or ridging from the top. Below the windows, a small ledge led into a base, with a short vertical side. Through the three or four windows, the witness saw a tall cylindrical object (which he likened to a ship’s compass mounting) and ‘motionless grey shapes’ (like car seats with headrests seen from the rear), perhaps entities.
A humming noise, like an electric motor turning over, could be heard as he drew closer. Then the object rose from the ground, with the noise increasing as it went. It gained elevation slowly, then increased speed. The object became a dot in the sky and was gone. The whole incident lasted about seven minutes.
The witness went back to the spot in the morning and found that the rough grass appeared to be scorched in a circle where the object had rested. This grass later died and was subsequently replaced by a ‘tougher cutting grass’. When the Tasmanian UFO Investigation Centre visited the site, the affected area stood out as much greener than the surrounding area. Investigations revealed no significant differences in the thermo-luminescent content of the soil and mineral particles taken from within the affected area and from outside. The results indicated no large doses of ionising radiation. The thermo-luminescence technique allowed the analyst, Dr. G. Stevens, to conclude:
1) The death of the grasses was not caused by substantial heating of the soil. The soil on the surface had not been heated above about 170 degrees C and soil about 5 cm down had not been heated above about 155 degrees C.
2) The death of the grass and subsequent stimulated re-growth was not caused by large doses of ionising radiation.
Hipótesis
Investigación
Currículum
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