| ID | #1608202939 |
| Añadido | Jue, 17/12/2020 |
| Autor | July N. |
| Fuentes | written by Bill Chalker
издание International UFO Reporter за 1999 г. (ежеквартально CUFOS)
|
| Fenómenos | |
| Estado | Estudio
|
Datos iniciales
Un caso de secuestro en Australia ha llevado a lo que podría ser la primera prueba de ADN del mundo de material biológico relacionado con el secuestro.
Los hallazgos intrigantes plantean muchas preguntas sobre la naturaleza física del secuestro y también ilustran la necesidad de una investigación científica más intensiva sobre este misterio mundial.
El informe completo del destacado investigador australiano Bill Chalker se publicó en la primavera de 1999 en la edición de primavera de International UFO Reporter, la revista trimestral del centro de investigación de Ovnis de Chicago. J. Allen Heinek (CUFOS). El siguiente Resumen se publicó con el permiso y la asistencia de Chalker.
Peter Khoury, el implicado en el caso, nació en el Líbano en 1964 y se mudó a Australia en 1973. Allí conoció a su futura esposa Vivian en la escuela en 1981. Peter y Vivian se casaron en 1990 y ahora tienen dos hijos. Viven en Sydney. Peter trabaja en el sector de la construcción y posee su propio negocio de cemento.
Peter y Vivian se encontraron por primera vez con un OVNI en febrero de 1988 cuando vieron luces en movimiento inusuales. Pero en julio de ese año, Peter tuvo una experiencia de contacto profundamente perturbadora y deliberadamente memorable que, según él, cambió su vida. Acostado en la cama, sintió que algo le agarraba los tobillos. De repente se sintió entumecido y parálisis, pero permaneció consciente.
Luego vio tres o cuatro pequeñas figuras encapuchadas junto a la cama. Experimentó comunicación telepática con una o más de estas criaturas: le dijeron que se relajara y no tuviera miedo porque "sería como la Última vez". Luego vio que iban a clavar una aguja larga en su cabeza a un lado, después de lo cual se desmayó.
Algún tiempo después, se despertó, saltó de la cama y corrió a la sala de estar, donde descubrió que su padre y su hermano estaban claramente dormidos. Tanto él como su hermano sintieron que solo habían pasado 10 minutos desde la Última vigilia, pero pronto se dieron cuenta de que había pasado una hora o más.
A la mañana siguiente, Peter y Vivian notaron que había una marca obvia de pinchazo en su cabeza con un rastro de sangre seca.
En ese momento, Peter nunca había oído hablar de un secuestro alienígena. Sus recuerdos eran vívidos e inquietantes, pero no podía encontrar respuestas ni consuelo de amigos y conocidos. Luego, unos meses más tarde, él y Vivian pasaron por una cartelera en la carretera que mostraba el libro de la Comunión de Whitley Strieber, e inmediatamente compraron el libro. Peter encontró muchos detalles en la historia de Strieber que coincidían con su extraña experiencia.
Los intentos posteriores de Peter de conectarse con grupos de Ovnis locales y personas experimentadas resultaron decepcionantes. Finalmente, en abril de 1993, decidió fundar un nuevo grupo en Sydney, la asociación de apoyo a la experiencia OVNI (UFOESA), diseñada para ayudar a las personas a comprender y lidiar con sus encuentros inusuales. Hoy sigue siendo el coordinador de ese grupo.
En julio de 1992, Peter recibió una experiencia que se convirtió en el tema de este estudio. Debido a que había aspectos sexuales perturbadores en esta experiencia, Peter no habló de ello. Lo mencionó por primera vez a Bill Chalker, uno de los principales investigadores de Australia, en 1996. Le mostró a Chalker que después de la reunión, se le descubrió un mechón de cabello inusual.
En ese momento, Chalker sintió que no podía hacer nada con la evidencia física, pero en los próximos años reunió a un grupo de científicos y expertos forenses dispuestos a trabajar en casos relacionados con Ovnis.
Con sus colegas de invisible College, Chalker discutió la posibilidad de realizar la amplificación por reacción en cadena de la polimerasa (PCR) y la secuenciación del ADN mitocondrial que podría extraerse de una muestra de cabello de Peter Khoury. A principios de 1998, estos investigadores, que ahora se hacen llamar un Grupo de evidencia física de anomalías, acordaron realizar análisis de ADN en una muestra de cabello.
Chalker señala que las criaturas" alienígenas " son descritas con mayor frecuencia por humanos experimentados como que no tienen cabello visible. Pero un tipo, a veces llamado "nórdico", a menudo se describe como que tiene rasgos claramente humanos, incluido el cabello, a menudo (aunque no siempre) rubio.
Varios casos bien conocidos de secuestro incluyeron personas con cabello similar a los humanos, incluido un secuestro en 1975 reportado por Travis Walton en Arizona y un secuestro en Brasil en 1957 reportado por Antonio Villas Boas. El caso de Peter Khoury tiene algunas similitudes con el de Villas Boas, quien dijo que se vio obligado a tener relaciones sexuales con una mujer humanoide agresiva a bordo de un OVNI aterrizado.
Khoury le dijo a Chalker que su reunión del 23 de julio de 1992 comenzó a las 7:30 a.m. cuando estaba en la cama. Recientemente se lesionó en el trabajo y tomó analgésicos. A principios de esta mañana, llevó a su esposa al trabajo, luego regresó a casa y regresó brevemente a la cama. De repente, se despertó y se sentó. Dos mujeres humanoides estaban sentadas en la cama, ambas completamente desnudas.
Estas dos mujeres parecían hombres en casi todos los sentidos. Tenían cuerpos adultos bien construidos. Uno parecía un poco asiático, con cabello liso y oscuro hasta los hombros y ojos oscuros. El otro parecía probablemente escandinavo, con ojos claros ("posiblemente azulados") y cabello largo y rubio que caía hasta la mitad de la espalda. Su cabello era especialmente notable para Peter Khoury.
"Nunca he visto un peinado así. Estaba rizado por algo como Farrah Fawcett, pero al extremo... simplemente se veía de alguna manera muy exótico", le dijo a Chalker.
Pero Khouri sintió que estas mujeres no eran exactamente personas. Sus caras eran algo extrañas , no poco atractivas, pero demasiado cinceladas, con pómulos y ojos muy altos que eran dos o tres veces más grandes de lo normal. Khouri prestó especial atención a la rubia. Sintió que su cara era demasiado larga.
"Nunca he visto a una persona así", dijo.
La rubia sentada en su regazo en la cama parecía ser la principal. Khouri pensó que se estaba comunicando telepáticamente con una mujer de pelo oscuro que estaba sentada con las piernas parcialmente apretadas debajo de ella.
"Había algo congelado en las expresiones faciales de las mujeres, casi vacío", pensó Khoury.
Aunque Khouri se sorprendió por la repentina aparición de las mujeres, Khouri solo tuvo unos minutos para pensar cómo podrían entrar en su habitación antes de que el rubio extendiera ambos brazos y se envolviera alrededor de su nuca, presionando su cara contra su pecho. Se resistió. Ella tiró más fuerte.
Siguió retrocediendo.
"Ella era bastante fuerte", le dijo a Chalker. "Ella me tiró hacia ella y mi boca casi le tocaba el pezón. Y mordí".
Khouri dijo que no sabía por qué mordió a la mujer, pero a pesar de que sintió que un pequeño trozo de su pezón se desprendía de sus dientes, ella no gritó. Pero "la expresión de su rostro era como si no fuera el camino a seguir". En cierto sentido, fue un shock o una confusión ... ella miró a una chica asiática ... y me miró como si no fuera la forma en que debería estar sucediendo. Lo hiciste mal".
Involuntariamente, Khouri se tragó un pequeño fragmento en su boca y se quedó atrapado en su garganta. Tosió. De repente, dos mujeres simplemente desaparecieron.
Una vez que se dio cuenta de que las mujeres se habían ido, intentó aclararse la garganta bebiendo agua. No funcionó. Entonces quería ir al baño. Se dio cuenta de que su pene estaba muy adolorido. De pie en el baño, dobló el prepucio y encontró dos delgadas hebras rubias envueltas firmemente.
Luchó por desenredar los mechones de su cabello cuando el dolor se convirtió en una sensación de ardor intenso. Finalmente, logró quitar dos mechones de cabello e inmediatamente los puso en una pequeña bolsa de plástico sellada.
"La razón por la que hice esto fue porque sabía que no había forma, de ninguna manera, de tener el cabello de este Tamaño y enrollarlo como estaba ... Pensando en estas mujeres, en lo que tengo en la garganta, en el cabello, algo extraño acaba de suceder".
Khouri decidió mantener una muestra de cabello en caso de que alguna vez resultara útil para arrojar luz sobre su experiencia.
La criatura en la garganta de Khuri permaneció allí durante tres días. Siempre tosía. Intentó aclararse la garganta con agua, pan, lo que sea, pero nada ayudó. Al tercer día, la sensación en la garganta simplemente desapareció.
No quería decirle a su esposa cómo comenzó a tener un ataque de tos, pero dos semanas después decidió contárselo.
"Me sorprendió", le dijo a Chalker. "Ella lo tomó mejor que yo".
Los trozos de cabello, cuidadosamente almacenados desde el encuentro, fueron objeto de la primera prueba científica de ADN abierta en una posible muestra relacionada con el secuestro.
El cabello rubio era muy fino y casi transparente. Se encontró que el cabello no había sido tratado químicamente porque, si lo hubiera sido, el ADN mitocondrial no podría repararse o se habría reparado muy poco. Sin embargo, se aisló ADN de buena calidad mediante un proceso de PCR (reacción en cadena de la polimerasa).
También se tomaron muestras del cabello de Peter Khoury y su esposa Vivian para comparar. El ADN se extrajo con éxito del cabello de Peter, pero no se pudo extraer ADN utilizable del cabello de Vivian, posiblemente debido al tratamiento químico.
Después de probar exhaustivamente las muestras de cabello, los científicos Del grupo de evidencia física de anomalías llegaron a una conclusión sorprendente. El cabello rubio fino, que aparentemente pertenecía a una mujer caucásica de piel clara, no podía pertenecer a una persona normal de este tipo racial. En cambio, aunque humano, el cabello mostró cinco marcadores de ADN distintivos característicos de un raro subgrupo de tipo racial mongoloide chino.
Una revisión detallada de la literatura sobre las variaciones del ADN mitocondrial, que incluye decenas de miles de muestras, reveló que solo otras cuatro personas tenían los cinco marcadores distintivos en el cabello rubio. Los cuatro eran chinos con cabello negro.
El ADN mitocondrial solo se transmite de madre a hijo y, por lo tanto, brinda la oportunidad de rastrear un pedigrí antiguo a través de la línea materna. Los hallazgos sugieren que los cuatro sujetos chinos comparten un ancestro común: una mujer con una rubia. Pero no hay una explicación simple de cómo podría haber sido.
Las pruebas de ADN nuclear, si esto se pudiera extraer del cabello rubio, serían más complejas y costosas que las pruebas realizadas hasta ahora, pero podrían Mostrar que el origen del padre de la rubia era aún más extraño que el de su madre. Pero para tales pruebas, es necesario esperar la financiación, que aún no se ha encontrado. Hasta ahora, los miembros del Grupo de evidencia física de anomalías han financiado todo su trabajo ellos mismos.
Sin una muestra de cabello rubio, la historia contada por Peter Khoury es solo una de una serie casi interminable de informes de secuestros desgarradores pero sin pruebas. Sin embargo, el cabello lo cambia todo. Ciertamente existe, y un examen forense cuidadoso muestra que se trata de una anomalía. Parece probable que no se haya encontrado a una sola persona con cabello rubio y ADN exacto que coincida con la rubia Khouri en la ciudad de Sydney, en el continente australiano o, probablemente, en cualquier parte del mundo.
Entonces, ¿quién era esa criatura cuyo cabello rubio inexplicablemente se envolvía alrededor del pene de Peter Khoury?
"¿ Estamos tratando con 'personas' de otro lugar, es decir, personas con ADN humano, aunque muy raras y algo anormales?", pregunta Bill Chalker. "Este caso plantea todo tipo de problemas, como la 'panspermia' humana, una teoría de que las criaturas humanoides pueden haber migrado a la Tierra en el pasado relativamente reciente desde otros lugares de la Galaxia, lo que puede haber llevado a la repentina aparición de los homosexuales modernos. sapiens sapiens, una especie que no es descendiente directo de sus predecesores inmediatos, los neandertales.
"Además, dada la asociación con los mongoloides asiáticos, hemos abordado el problema de los tipos asiáticos raros europeos en el pasado", dice Chalker. "La controvertida saga de momias de Taklamakan en el remoto oeste de China está volteando la historia temprana de China al revés. Entre estas momias hay personas de estatura bastante alta, de unos seis pies de altura, y algunas son rubias. No estoy sugiriendo ninguna conexión aquí, pero entiendes que esta investigación ha abierto todo tipo de posibilidades interesantes sobre la naturaleza biológica de algunas criaturas involucradas en casos de secuestro".
Noticias originales
An abduction case from Australia has resulted in what may be the world’s first DNA test of abduction-related biological material.
The intriguing results raise many questions about the physical nature of abduction and also illustrate the need for more intensive scientific research on this worldwide mystery.
The full case report by leading Australian researcher Bill Chalker was published in the Spring 1999 edition of International UFO Reporter, the quarterly journal of the Chicago-based J. Allen Hynek Center for UFO Studies (CUFOS). The following summary is published with Chalker’s permission and assistance.
Peter Khoury, the subject of this case, was born in Lebanon in 1964 and moved to Australia in 1973. There he met his future wife Vivian at school in 1981. Peter and Vivian were married in 1990 and now have two children. They live in Sydney. Peter works in the building trades and has owned his own business in cement rendering.
Peter and Vivian had their first UFO experience in February 1988, a simple sighting of unusual moving lights. But in July of that year, Peter had a deeply disturbing, consciously remembered contact experience that, he says, changed his life. While lying on his bed, he felt something grab his ankles. He suddenly felt numb and paralyzed, but remained conscious.
Then he noticed three or four small hooded figures alongside the bed. He experienced telepathic communication with one or more of these beings; he was told to relax and not be afraid because “it would be like last time.” He then saw that they were about to insert a long needle into the side of his head, whereupon he blacked out.
He jolted awake some time later, leaped out of bed and ran into the living room where he found his father and brother apparently dozing. Both he and his brother felt that only 10 minutes had passed since they had last been awake, but they soon realized that an hour or more had passed. The next morning, Peter and Vivian noticed that there was an obvious puncture mark on the side of his head, with a trace of dried blood.
At this time, Peter had never heard of alien abduction. His memories were vivid and alarming, but he could find neither answers nor comfort from friends and acquaintances. Then, some months later, he and Vivian drove by a roadside billboard with an image of Whitley Strieber‘s book “Communion,” and they immediately got the book. Peter found numerous details in Strieber’s account that matched his own strange experience.
Peter’s subsequent attempts to connect with local UFO groups and experiencers proved frustrating. Eventually, in April 1993, he resolved to found a new group in Sydney, the UFO Experience Support Association (UFOESA), dedicated to helping people understand and cope with their unusual encounters. He remains the coordinator of that group today.
In July 1992, Peter had the experience that became the focus of this case study. Because the experience had disturbing sexual aspects, Peter was very reticent to talk about it. He first mentioned it to Bill Chalker, one of Australia’s leading researchers, in 1996. He showed Chalker that he had recovered an unusual strand of hair from the encounter.
At the time, Chalker felt he could not do anything with the physical evidence, but over the next several years, he assembled a group of scientists and forensic investigators willing to work on UFO-related cases.
With his “invisible college” associates, Chalker discussed the possibility of doing polymerase chain reaction (PCR) amplification and sequencing of mitochondrial DNA that might be recovered from Peter Khoury’s hair sample. In early 1998, these researchers — now calling themselves the Anomaly Physical Evidence Group — agreed to do the DNA testing on the hair sample.
Chalker points out that “alien” beings are most often described by experiencers as having no visible hair. But one type — sometimes called “Nordic” — is described fairly often as having distinctly human-like features including hair, often (though not always) blond in color.
A number of well-known abduction cases have involved human-looking beings with hair, including the 1975 abduction reported by Travis Walton in Arizona, and the 1957 Brazilian abduction reported by Antonio Villas Boas. Peter Khoury’s case has some similarity to that of Villas Boas, who said he was forced to have sex with an aggressive humanoid female aboard a landed UFO.
Khoury told Chalker that his encounter of July 23, 1992 began at 7:30 in the morning while he was in bed. He had recently been injured at work and was taking pain medication. Earlier that morning, he had driven his wife to work, then returned home and went back to bed for a short while. Suddenly, he bolted wide awake and sat up. There were two humanoid females sitting on the bed, both entirely naked.
These two women looked human in nearly every way. They had well proportioned adult bodies. One looked somewhat Asian, with straight dark shoulder-length hair and dark eyes. The other looked perhaps Scandinavian, with light-colored (“maybe bluish”) eyes and long blond hair that fell half-way down her back. Her hair was especially notable to Peter Khoury. “I had never seen a hair style like that. It was curled something like Farrah Fawcett, but to an extreme… It just looked really exotic in a way,” he told Chalker.
But Khoury felt that these women were not exactly human. Their faces were somewhat odd — not unattractive, but too chiseled, with very high cheekbones and eyes that were two or three times larger than normal. Khoury took special notice of the blonde. Her face was too long, he felt. “I have never seen a human looking like that,” he said.
The blonde, who was sitting in a kneeling position on the bed, seemed to be in charge. Khoury thought she was communicating telepathically with the dark-haired woman, who was sitting with her legs partly folded under her. There was something stiff, almost blank, in the expressions of the women, Khoury thought.
Though stunned by the sudden appearance of the women, Khoury had only a few moments to consider how they could possibly have arrived in his bedroom before the blonde reached out with both her hands and cupped the back of his head, drawing his face toward her chest. He resisted. She pulled harder.
He kept pulling back. “She was pretty strong,” he told Chalker. “She pulled me over and my mouth was basically on her nipple. And I bit.”
Khoury said he doesn’t know why he bit the woman, but even though he felt a small piece of her nipple come away in his teeth, she did not cry out. But “the expression on her face was like, ‘this isn’t the way.’ In a way it was shock or confusion… She looked at the Asian one… and looked at me like, this isn’t the way it’s supposed to happen. You’ve done this wrong.”
Involuntarily, Khoury swallowed the small fragment in his mouth, and it caught in his throat. He went into a coughing fit. Suddenly, the two women simply disappeared.
Once he realized the women were gone, he tried to clear his throat by drinking water. It didn’t work. Then he had an urge to go to the bathroom. He realized that his penis felt very painful. Standing in the bathroom, he pulled back the foreskin and found two thin blond strands of hair wrapped tightly around.
He struggled to unravel the pieces of hair as the pain became an intense burning sensation. Finally he managed to removed the two pieces of hair and immediately put them in a small sealable plastic bag.
“The reason I did that was because I knew that there was no way, no way at all, that a hair that size and wrapped around the way it was should have been there…. Thinking of these women, the thing in my throat, the hair, something bizarre had just happened.” Khoury resolved to keep the hair sample in case it should ever prove useful in shedding light on his experiences.
The thing in Khoury’s throat stayed there for three days. He coughed constantly. He tried clearing his throat with water, bread, anything he could think of, but nothing helped. On the third day, the feeling in his throat just went away.
He did not want to tell his wife how his coughing fit had come about, but two weeks later he decided to tell her. “I was shocked,” he told Chalker. “She accepted it better than I did.”
The pieces of hair, carefully stored away since the encounter, became the subject of the first openly-reported scientific DNA test on a possible abduction-related sample.
The blond hairs were extremely thin and almost clear in color. It was determined that the hair was not chemically treated, because if it had been, little or no mitochondrial DNA could have been recovered. However, using the PCR (polymerase chain reaction) process, good quality DNA was recovered.
For comparison, samples were also taken of Peter Khoury’s hair and that of his wife Vivian. DNA was successfully extracted from Peter’s hair, but no usable DNA was recovered from Vivian’s hair, possibly because of chemical treatment.
After thorough testing of the hair samples, the scientists of the Anomaly Physical Evidence Group arrived at a startling conclusion. The thin blond hair, which appeared to have come from a light-skinned caucasian-type woman, could not have come from a normal human of that racial type. Instead, though human, the hair showed five distinctive DNA markers that are characteristic of a rare sub-group of the Chinese Mongoloid racial type.
A detailed survey of the literature on variations in mitochondrial DNA, comprising tens of thousands of samples, showed only four other people on record with all five of the distinctive markers in the blond hair. All four were Chinese, with black hair.
Mitochondrial DNA is passed only from mother to child and therefore offers a means of tracing ancient ancestry on the mother’s side. The findings suggest that all four of the Chinese subjects share a common female ancestor with the blonde woman. But there is no easy explanation for how this could be.
Testing for nuclear DNA, if such could be recovered from the blond hair, would be more complex and expensive than the tests run so far, but might show that the lineage of the blonde’s father was even stranger than that of her mother. But such testing must await funding that has yet to be found. So far, the members of the Anomaly Physical Evidence Group have financed all their work themselves.
Without the blond hair sample, the story told by Peter Khoury is but one more in an almost endless sequence of wrenching, but unprovable, abduction accounts. The hair, however, changes everything. It undeniably exists, and thorough forensic testing shows that it is anomalous. It seems likely that no person with blond hair and an exact DNA match to Khoury’s blonde could be found in the city of Sydney, nor on the continent of Australia, nor — probably — anywhere in the world.
Who then was the being whose blond hair inexplicably became wrapped around Peter Khoury’s penis?
“Are we dealing with ‘humans’ from elsewhere, namely those with human DNA, albeit very rare and somewhat anomolous?” asks Bill Chalker. “This case raises all sorts of issues, such as human ‘panspermia'” — the theory that human-like beings may have migrated to Earth in the fairly recent past from elsewhere in the galaxy, perhaps giving rise to the sudden appearance of modern homo sapiens sapiens, a species not directly descended from their immediate predecessors, the Neanderthals.
“Also, given the Asian mongoloid connection, we looked at the problem of European-like rare Asian types in the past,” Chalker says. “The controversial saga of the Taklamakan mummies in remote Western China is turning the early history of China on its head. These mummies include people who are quite tall, some 6 feet or so, and some are blond. I’m not suggesting a connection here, but you can understand this investigation has opened up all sorts of interesting possibilities about the biological nature of some of the beings implicated in abduction cases.”
These questions will not be easy to answer. But supporting the work of the Anomaly Physical Evidence Group could help. Those able to offer financial assistance are urged to contact Bill Chalker at bill_c@bigpond.com for more information.
Originally published: 1999 edition of International UFO Reporter (CUFOS quarterly)
Hipótesis
Investigación
Currículum
Inicie sesión o regístrese para comentar
