Añadido | Dom, 10/03/2024 |
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Дата публикации | Dom, 10/03/2024
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En 2014, una brillante bola de fuego barrió los cielos sobre el océano Pacífico cerca de Papúa nueva Guinea. Fue un visitante interestelar, un meteorito raro que vino de fuera de nuestro sistema solar. Su nombre oficial es CNEOS 2014-01-08, pero también se conoce como IM1, abreviatura de Interstellar Meteor 1.
IM1 fue descubierto por el Centro de investigación de objetos cercanos a la tierra (CNEOS) del laboratorio de propulsión a chorro de la NASA. Tenía una velocidad muy alta, alrededor de 60 km/s, que es mucho más rápida que cualquier asteroide o cometa conocido en nuestro sistema Solar. También tenía una trayectoria muy inusual, saliendo de la Constelación de Lyra y yendo hacia la Constelación de Pegaso.
Pero aún más notable fue lo que sucedió después de que el IM1 explotó en el aire, a unos 18 km sobre el nivel del mar. Un equipo de investigadores dirigido por el profesor AVI Loeb de la Universidad de Harvard realizó un extenso estudio del fondo marino a lo largo de la ruta de diseño IM1 utilizando un dispositivo de trineo magnético remolcado.
Recolectaron cientos de pequeñas esférulas, partículas esféricas que se forman cuando el material fundido se enfría rápidamente en el aire.
El contenido de elementos litófilos refractarios en esférulas de tipo "Belau", normalizado por la composición estándar de la materia primaria que constituye el sistema Solar.
Los primeros análisis muestran que algunas bolas de la trayectoria del meteoro contienen concentraciones extremadamente altas de berilio, lantano y uranio, marcadas como una composición "BeLaU"sin precedentes.
Estos elementos son muy raros en el sistema Solar y su proporción no corresponde a ninguna aleación o meteorito natural o artificial conocido. Las esféricas también tienen niveles muy bajos de otros elementos, como el hierro y el manganeso, lo que sugiere que se evaporaron durante una explosión de aire.
"El análisis de 60 elementos de la tabla periódica realizado por nuestro equipo de investigación muestra que estas esférulas no son cenizas de carbón y no se originaron en la corteza de La tierra, la Luna o Marte. El modelo de abundancia de tipo BeLaU no tiene precedentes en la literatura científica y podría haber surgido de la diferenciación de un océano de magma en un exoplaneta con un núcleo de hierro", dice AVI Loeb.
Los investigadores especulan que estas esferas son de origen extrasolar, lo que significa que provienen de otro sistema estelar.
Sugieren que podrían haberse formado en la etapa del océano magmático de un planeta diferenciado, donde los elementos pesados descienden hacia el núcleo y los pulmones se elevan a la superficie. La alta concentración de berilio puede indicar que el planeta ha estado expuesto a los rayos cósmicos en el medio interestelar durante mucho tiempo.
Pero un proyecto de artículo del sismólogo Benjamin Fernando de la Universidad Johns Hopkins y sus colegas, aún no revisado por pares y publicado en la revista, concluye que el material extraído del fondo marino "casi con certeza no está relacionado" con el meteoro.
Loeb, sin embargo, se mantiene firme.
"Este comunicado de Prensa fue escrito por personas que no hicieron ningún trabajo. No recogieron materiales, no analizaron nada. Simplemente se sientan en sus sillas y expresan su opinión".
En una publicación en Medium, Loeb respondió aún más.
"Los astrónomos que rechazan los datos [satelitales] y afirman que son completamente incorrectos deben ser privados de sueño por la noche porque su desconfianza implica que su seguridad no está garantizada y que sus impuestos se gastan en infraestructura de seguridad nacional poco confiable", escribió.
Desde entonces, Loeb ha argumentado que la composición química de algunas de las esférulas descubiertas en estas búsquedas no se parece a nada conocido en nuestro sistema Solar y "podría haber surgido del océano magmático altamente diferenciado de un planeta con un núcleo de hierro fuera del sistema Solar, o de Fuentes más exóticas".
Es un descubrimiento revolucionario que podría arrojar luz sobre la formación y evolución de planetas alrededor de otras estrellas. También plantea muchas preguntas, por ejemplo: ¿cómo se escapó IM1 DE su sistema estelar original? ¿Cuánto tiempo ha viajado en el espacio interestelar? ¿Qué tan comunes son los meteoros interestelares y las esférulas? ¿Qué otros secretos guardan?
Los investigadores planean continuar analizando las esférulas y buscar nuevas pruebas de su origen interestelar. También esperan encontrar más meteoros interestelares en el futuro utilizando técnicas mejoradas de detección y recuperación. Creen que el estudio de estos mensajeros cósmicos podría abrir una nueva comprensión de la naturaleza y la diversidad de la vida en el Universo.
Las esférulas diferenciadas incluyen el tipo "BeLaU" en los dos ejemplos de la derecha.
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