| ID | #1710434512 |
| Añadido | Jue, 14/03/2024 |
| Autor | July N. |
| Fuentes | |
| Fenómenos | |
| Estado | Hipótesis
|
Datos iniciales
La mayoría de nosotros vivimos en un estado de aceptación irreflexiva. Caminamos por un área de esta vida que está poco cuestionada, ya que en nuestra juventud nos inculcaron muchas cosas, de modo que estamos programados por los prejuicios y los sistemas de creencias de nuestros padres y las personas anteriores a ellos, por lo que rara vez vemos la existencia como realmente es. . pero de vez en cuando, algo puede abrirnos la mente e insinuar que lo que creemos que sabemos sobre el Universo es una tontería.
Una de las cosas más desagradables que pueden sacudir a una persona y sacarla de un estado de condicionamiento es el cambio en el tiempo, porque convierte en una burla todo lo que nuestros mayores nos han enseñado sobre el tiempo.
Creemos que el tiempo tiene una flecha que se mueve del pasado al futuro, y se mueve de manera constante, y nada puede acelerarlo o ralentizarlo.
El gran Isaac Newton sucumbió a esta creencia, pero Einstein y otros científicos demostraron, primero matemáticamente y luego experimentalmente, que el tiempo se puede estirar como una banda elástica a través de un proceso conocido como desaceleración del tiempo y ahora incluso "flujo del tiempo". Esto es visto con recelo por los físicos cuánticos que se ocupan de la simetría de la inversión del tiempo, porque aparentemente el tiempo puede moverse hacia adelante y hacia atrás.
Un cambio en el tiempo es un fenómeno por el cual una persona puede estar en el pasado o en el futuro; todos nosotros, por supuesto, estamos rodando hacia el futuro a una velocidad de un segundo por segundo, pero en los cambios de tiempo de los que estoy hablando, las personas pueden estar en el futuro desde unas pocas horas hasta siglos, o en el pasado.
A fines de marzo de 2020, cuando el país estaba bloqueado debido a la pandemia de Covid-19, un hombre sin hogar de 45 años llamado Gavin estaba buscando un lugar para pasar la noche.
Durante los últimos tres años, durmió mal, comenzando con "surfear en el Sofá" en las casas de amigos, hasta que su paciencia se agotó debido a problemas con el alcohol.
Se ha hablado de planes para reubicar a las personas sin hogar de las calles en viviendas de emergencia "seguras para Covid", pero nadie ha contactado a Gavin todavía.
Caminó por el desierto Oxton Road, Wirral, Reino Unido, en dirección a Grange Road, donde su viejo amigo de la escuela secundaria llamado George pudo haber estado viviendo en un Apartamento encima de la tienda.
Si George todavía estuviera allí, ¿seguramente no lo rechazaría? Gavin inclinó su cabeza hacia el viento helado, envolviendo su cuello con una bufanda, abrochando una vieja chaqueta de Tweed y apretando con un puño frío la correa de una bolsa que contenía un billete de cinco libras, una pequeña Radio con una batería descargada, alguien perdió gafas de lectura, ropa interior, calcetines y un ejemplar de la historia "la gaviota de Jonathan Livingston".
Antes de que Gavin llegara a Grange Road, sucedió algo inusual.
Se oyó una explosión de ruido: las voces de la gente, el pisoteo de los caballos que tiraban de los carros, y ahora el sol abrasaba.
Gavin sintió que había sido trasladado a España, pero la situación era vagamente familiar.
McDonald's ya no estaba, y en su lugar había una gran taberna. Todavía estaba en el área de Charing Cross, pero claramente estaba en el pasado y parecía que era verano. Gavin pensó que debería ir al pub donde estaba McDonald's hace menos de un minuto, pero un policía se interpuso en su camino y le preguntó: "¿de Dónde eres?"y miró a Gavin de pies a cabeza, y sus ojos azules pálidos de acero, que brillaban fluorescentemente bajo la sombra de su casco puntiagudo, se centraron en la bolsa de Gavin.
"Mire, oficial, no lo va a creer, pero soy de dos mil veinte", dijo Gavin, y ahora ha pasado del optimismo de sentir el calor del verano en su rostro a la terrible realización de que estaba de vuelta en otra época, tal vez victoriana.
El policía estrechó sus ojos azules abultados y dijo:
- Estás componiendo algo. ¡Creo que será mejor que empieces a hablar, o tú y yo iremos! El nombre y el caso, un poco duro.
"Mi nombre es Gavin [y dio su apellido y su dirección anterior cuando vivía en Claremount Road, Wallace, hace tres años]. Ahora no tengo negocio, soy un vagabundo. Solía ser programador".
Gavin pronunció la Última frase con humildad, porque sabía que este policía no tenía idea de qué profesión era. Simplemente sabía que iba a ser arrestado e interrogado.
El cobre empujó ligeramente el casco hacia atrás y se rascó la frente.
- Bueno, me atrevo a decir, ¡una tontería tan descabellada que nunca he visto en todos mis años! ¿Está loco, Señor, o está loco?
"Sé que suena loco, pero estoy diciendo la verdad", dijo Gavin, con la boca seca. Se escuchó un grito detrás del policía y se volvió para mirar a dos hombres peleando cerca del pub al que se dirigía Gavin, el Grange hotel.
El policía se volvió hacia Gavin y dijo:
"¡Tienes que quedarte aquí mientras voy y me ocupo de ellos! ¿Entendido?"y señaló una pequeña isla de seguridad y luego corrió hacia los borrachos peleando.
Gavin se congeló en el lugar por un momento, luego se arriesgó y huyó por Grange Road. Casi chocó con una bicicleta y un remolque, una situación extraña en la que un hombre en un bote de paja pedaleaba una bicicleta a la que estaba atado un auto tipo rickshaw de dos ruedas, en el que estaba sentada una mujer con un enorme sombrero adornado con flores artificiales. .
Gavin siguió corriendo, tratando de mantenerse lo más lejos posible de los policías; la Idea de estar atrapado en esta era pasada en una celda sombría de la estación de policía lo asustó.
Gavin se encontró en Conway Street, donde un joven grosero y su colega llamado Tommy se le acercaron y le preguntaron qué había en la bolsa.
"Nada de valor, solo ropa", dijo Gavin, sabiendo lo que sucedería a continuación.
- Dámelo-dijo Tommy, cogió la bolsa de Gavin y le dijo a su amigo: - ¿por qué no tomamos su abrigo, Johnny?
El hombre salió del prestamista más cercano y le dijo a los dos agresores: "¡Devuélvemelo a este hombre o se lo diré a ese policía!»
"Johnny" arrojó la bolsa a los pies de Gavin, y ella y Tommy se deslizaron por el callejón.
- ¿Está bien, Señor? el hombre le preguntó y le explicó que era uno de los dueños de la casa de empeño más cercana y le aconsejó a Gavin que fuera y hablara con un policía a distancia. El gran tipo que necesitaba tu bolso era John Rimmer. Es muy conocido por la policía.
"Muchas gracias", dijo el agradecido Gavin, que no iba a dirigirse a la policía debido a la extraña situación. Hizo una pregunta que debe haber parecido muy extraña para el prestamista: "sé que esto puede parecer extraño, pero ¿en qué año estamos ahora?»
- ¿Eh? el buen samaritano
"Tengo un golpe en la cabeza y no puedo recordar qué año es", dijo el ingenioso Gavin.
"Es 1909", respondió el hombre y le aconsejó a Gavin que viera a un médico.
Después de enterarse de que el año 1909 estaba en el patio, Gavin se mareó, y en un instante se encontró de vuelta en 2020.
Poco después, se enfermó de Covid y tuvo un pensamiento inquietante: ¿podría haber transmitido este maldito virus a ese policía o esos matones en 1909?
Noticias originales
Most of us live in a state of unthinking acceptance. We stroll through the little-questioned area of this life, having been indoctrinated about many things in our youth so that we are programmed with the prejudices and belief systems of our parents and the people before them, so we rarely see existence as it really is, but now and then, something may open our minds and hint that what we think we know about the universe is claptrap.
One of the most jarring things that can shake a person awake and shock them out of their conditioning is the timeslip, because it makes a mockery about all of the things our elders taught us about time.
We believe time has an arrow that travels from the past to the future and it moves steadily and nothing can speed it up or slow it down.
The great Isaac Newton fell for that belief, but Einstein and other scientists then proved, mathematically at first and then through experiment, that time could be stretched like an elastic band through a process known as time dilation, and now even the ‘flow of time’ is being looked at with a suspicious eye by quantum physicists engaged in time reversal symmetry – because it would seem time may move forwards AND backwards.
The timeslip is a phenomenon by which a person may find him or herself back in the past or in the future; we are all slipping into the future at the rate of one second per second of course, but in the timeslips I am talking about, people could find themselves hours to centuries in the future – or the past.
In late March 2020, when the country was in lockdown because of the Covid-19 pandemic, a homeless 45-year-old man named Gavin was looking for a place to sleep for the night.
For the past three years he had been sleeping rough, starting with ‘sofa surfing’ at friends’ homes until their patience wore thin because of a drinking problem.
There was talk of schemes to get the homeless off the streets into emergency ‘Covid-safe’ accommodation but no one had reached out to Gavin yet.
He walked along a deserted Oxton Road, Wirral United Kingdom, heading towards Grange Road, where an old school friend named George was possibly living in a flat over a shop.
If George was still there, surely he wouldn’t turn him away? Gavin bowed his head to the icy eye-watering wind with his scarf wrapped around his neck, his old tweed jacket buttoned up, and his cold fist clenched around the strap of a satchel that contained a five-pound note, a little radio with a dying battery, someone’s lost reading spectacles, underwear, socks and a copy of the novella Jonathan Livingston Seagull.
Before Gavin reached Grange Road, something extraordinary happened.
There was an explosion of noise – people’s voices, horses clip-clopping as they pulled trundling carts, and now the sun was blazing down.
Gavin felt he had been transported to Spain, yet the surroundings were vaguely familiar.
McDonalds had gone, and in its place was a huge public house. He was still in the area of Charing Cross but this was obviously the past, and it looked as if it was summer. Gavin thought he should go into the pub where McDonalds had been less than a minute ago, but a policeman stepped into his path and said, ‘Where are you from?’ and he looked Gavin up and down and his steely pale blue eyes, which looked fluorescent under the shade of his peaked helmet, zeroed in on Gavin’s satchel.
‘Look, officer, you’re not going to believe this, but I am from the year two-thousand and twenty,’ said Gavin, and now he went from the optimism of feeling summer heat on his face to the terrible realisation he was back in another age, possibly Victorian.
The policeman thinned those prominent blue eyes and said: ‘That’s a right tall tale you’re spinning. Reckon you better start talkin’, or it’s off to the clink with ya! Name and business, sharpish.’
‘My name’s Gavin [and he gave his surname and his former address when he lived on Claremount Road, Wallasey three years ago]. And I don’t have a business nowadays, I’m homeless. I used to be a computer programmer.’
Gavin said the last sentence meekly because he knew this policeman would not have an idea what that occupation was. He just knew he was going to be arrested now and interrogated.
The copper pushed his helmet back slightly and scratched his forehead. ‘Well, I daresay, I’ve never encountered such a far-fetched load of poppycock in all my years! Are you quite in your right mind, sir, or have you taken leave of your senses?’
‘I know it sounds crazy but I’m telling the truth,’ said Gavin, his mouth drying up. There was a scream behind the policeman and he turned to look at two men fighting outside the pub Gavin had been heading for – the Grange Hotel.
The policeman turned back to Gavin and said, ‘You are to stay here while I go and deal with them! Got that?’ and he pointed to the small traffic island and then he ran to the battling drunks.
Gavin remained rooted to the spot for a moment, and then he took a chance and fled down Grange Road. He almost collided with a cycle and trailer – a bizarre arrangement where a man in a straw boater was pedalling a bicycle that had a two-wheeled rickshaw type of vehicle tethered to it which was occupied by a woman in an enormous hat decorated with artificial flowers.
Gavin kept running, trying to put as much distance between himself and that policemen as possible; the idea of being stranded in this bygone age in a grim cell at a police station frightened him.
Gavin ended up on Conway Street, where a rough-looking young man and an associate named Tommy approached him and the former asked what was in the satchel. ‘Nothing of any value, just clothes,’ said Gavin, knowing what was coming next.
‘Giz it here,’ said Tommy, and he took the satchel from Gavin and said to his friend, ‘Shall we take his coat Johnny?’
A man came out of a nearby pawnbrokers and said to the two ruffians, ‘Return that back to this man or I’ll inform that policeman down there!’
“Johnny” threw the satchel at the feet of Gavin and he and Tommy slinked off down an alleyway.
‘You alright, sir?’ the man asked and explained he was one of the proprietors of the nearby pawnbroker’s shop and he advised Gavin to go and talk to the policeman in the distance. ‘The big fellah who wanted your bag was John Rimmer. He’s well-known to the police.’
‘Thanks very much,’ said a grateful Gavin, having no intention of approaching any policeman because of the outlandish predicament. He posed a query that must have seemed very strange to the pawnbroker: ‘I know this may sound odd, but what year are we in now?’
‘Eh?’ asked the puzzled Good Samaritan.
‘I had a knock on the head and I can’t remember what year it is,’ said a quick-thinking Gavin.
‘It’s 1909,’ the man replied, and advised Gavin to see a physician.
Marriage Saved By a Time Slip Phenomenon
Traveling through time: The story of Irene Corbally Kuhn
The shock of hearing that it was 1909 made Gavin feel dizzy, and in an instant, he found himself back in 2020.
Not long after this he came down with Covid and he had a worrying thought: could he have passed that accursed virus on to that policeman, or those ruffians back in 1909?
Hipótesis
Falsificación deliberada
Esta versión incluye cualquier falsificación que imite fenómenos inexplicables como desde el exterior: bromas, flashmobs, noticias falsas, engaño de testigos, escenificaciones, etc.
Hay muchas maneras de hacer algo similar a un fantasma o un platillo volador con materiales improvisados, sin usar videos y fotomontajes.
Muchas cosas caseras hechas para una broma, una broma o una imitación directa de un ser o evento místico pueden confundirse con algo inexplicable no solo en fotos y videos, sino también en la realidad.
Investigación
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