Huaca

Los Incas creían que los dioses, los espíritus y los antepasados muertos hace mucho tiempo podían manifestarse en la tierra como objetos naturales como picos de montañas (APU), ríos, manantiales, cuevas, afloramientos rocosos e incluso piedras de formas inusuales.

Estos lugares a veces se modificaron para enfatizar características inusuales y se consideraron santuarios con un poder especial para influir en la realidad. Eran conocidos como los Waka (wak'a) y, en el caso de las piedras, se guardaban en palacios y tumbas, a veces incluso se transportaban en expediciones militares. La gente dejaba ofrendas en Huacas, especialmente conchas de mar, telas, Coca, joyas, figuras de arcilla, y se sacrificaban, la mayoría de las veces llamas y conejillos de Indias. 

La gente quechua tradicionalmente creía que cada objeto tenía una presencia física y dos kamakens (espíritus), uno para crearlo y el otro para moverlo. Llamaron a sus espíritus para que el objeto funcionara. Los Incas también creían que el décimo gobernante Inca, Túpac Yupanqui, podía hablar con los Huaca y así conocer los acontecimientos pasados y futuros.